El don de ser mujer después de los 40

Llegamos a ese punto en el que podemos permitirnos curar y crecer todas aquellas heridas y cuestiones que se quedaron sin resolver en la primera mitad de nuestra vida

¿Cuántos años tengo?

Pues tengo los años en el que las cosas se miran con más tranquilidad, pero con ese interés de seguir creciendo cada vez más

Tengo esos años en el que los sueños se comienzan a acariciarse con los dedos de las manos y las ilusiones se van convirtiendo en esperanza.

Tengo los años en el que el amor, a menudo, es una loca llamarada, que espera con ansiedad consumirse en el fuego de alguna pasión deseada. Y otras veces un remanso de paz interior, como el atardecer en la playa.

¿Tú me preguntas cuántos años tengo? Lo cierto es que no necesito marcar un número, ya que mis anhelos alcanzados, esas lágrimas que por el camino fui derramando al ver mis ilusiones rotas…

Valen más que todo eso.

¡No importa si cumplo treinta, cuarenta o sesenta!

Lo que importa es la edad que siento por dentro.

Yo tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.

Para poder seguir sin temor por el camino, llevo conmigo mucha experiencia adquirida y toda la fuerza de mis anhelos.

¿Qué cuántos años tengo? ¡a quién le interesa!

Yo tengo esos años necesarios para perder todo el miedo y hacer lo que me plazca cuando quiera y sienta.

Nosotras las mujeres con más de 40 años les caracteriza esa confianza que tiene en sí mismas. Nos hemos moldeado el cuerpo en cada batalla tenida y ese espíritu es cómplice de esto.

Nosotras conocemos como manejar un séptimo sentido que los demás mortales no lo pueden controlar, comprendemos que en la vida se trata de amar a todos pero, sobre todo, amarse a sí mismas.

Acumulamos hábilmente experiencia y juventud, esto es lo que nos permite manejar la esencia y sumar mucha vida a los años que ya nos toca disfrutar. Incluso, se dice que cuando una mujer cumple los 40 años es cuando empieza a pisar con ganas, bien fuerte, para hacerse dueña de nuestros pasos y también a balancear el equilibrio emocional y personal.

La mujer de los 40 años y su magia

Las mujeres de mi generación son las mejores. Y ya esta, hoy ya tenemos cuarenta y pico y somos hermosas, muy hermosas, pero también sensatas, serenas, comprensivas pero sobre todo, seductoras. A pesar de las odiosas patas de gallo o de esa notable celulitis que capitanea nuestros muslos, pero que a su vez nos hace tan humanas, como reales…

No hay ninguna duda de que la edad de los 40 y los 50 son un momento particular, ya que te encuentras entre 2 diferentes generaciones que te hacen darte cuenta de lo efímera puede llegar a ser la vida. En momento es cuando te das cuenta de que tu conciencia es quien va creando o destruyendo todo lo que existe.

Además, en algún momento de todo este proceso se recrea un antes y un después en toda la vida, es algo totalmente magnífico y que intentamos aprovechar. Este es el momento en el que podemos permitirnos crecer mucho, lo que incluye limpiar esas malas las heridas emocionales o cualquier otras cuestiones que hayan quedado inconclusas en la primera mitad de la vida.

Cumplir años es uno de los mayores retos a los que todos nos enfrentamos, lo cierto es que de ello depende nuestro sentimiento de valía y el de quienes nos rodean. Este proceso en cuestión necesita detectar cuáles son las partes de esa psique que necesitan resolverse y curarse.

A partir de los 40 años comienzas a comprender que cada uno tiene un papel en la vida, situaciones que te ponen a prueba, personas que te utilizan u otras que no fallaran nunca, aquellas que te aman y te enseñan.

Somos personas de acero inolvidable que hacen sacar lo mejor de uno mismo y que te prestan un espejo para que puedas verte en el.

Habrán muchas historias y de cada tipo, seguro que te acordarás de muchas en esta etapa y que dejan aprendizajes, cada uno de esos aprendizajes que extrajiste conformarán tu excepcionalidad.

No lo hagas: servir a los demás tan solo por sentirse obligada produce mucho agotamiento y un gran resentimiento.

Hay muchas mujeres que limpian la casa, hacen pasteles o preparan café porque es lo único que se espera de ellas. Y de hecho, se sentirían culpables si no lo hicieran y pueden llegar a pensar que han fracasado como mujeres o incluso como personas.

La sociedad está envenenada, el derecho a la individualidad del género femenino no existe. Y, si queremos sanar todo el proceso, debemos ser las mujeres de más de 40 años las que se rebelen en contra de esa malvada cárcel emocional, llamadas expectativas sociales y expectativas personales que nos viven sometiendo.

El papel de la mujer de 40 años en esta transición es muy importante e irreemplazable. Tenemos que hacer frente a esa realidad para prevenir a las generaciones que vienen, ya que es la única forma que hay de evitar que cometan esos mismos errores y que caigan en las garras del rol que se espera de nosotras, las mujeres.

No podemos perdemos el sentir más hermoso de la vida, que es el de experimentar la libertad emocional, por eso no hay que darse en exceso, no permitirse descansar y obligarse al sacrificio.

Más de 40 soplos de aire puro…

En contradicción de lo que se suele esperar y pensar, no son etapas para pasarlo mal ni para sacrificar nuestra vida. La suma de todos los años constituye muchas enseñanzas. Entre ellas, está la esencial: que sin salud emocional no hay salud física posible.

Entonces, si queremos seguir sumando años a la vida, tenemos que ser conscientes de que no podemos separar los sentimientos de nuestras relaciones, porque es la única forma de hacernos cargo de ese bienestar.

Importante darnos esa oportunidad de confiar en nosotras mismas con profundidad es una situación que asusta. Pero, una mujer con cierta experiencia está a predisposición de comprender que el misterio forma parte de la vida y que no podemos comprenderlo todo desde ciertos puntos de vistas.

Ese maravilloso don de ser mujer de más de 40 años reside ante la templanza y también la sabiduría de quien sabe que puede nutrirse a sí mismo y a las demás personas con la conexión del interior.

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